El día 11 de marzo de 2011 tuvo lugar en Japón un terremoto de 9,0 grados en la escala de Ritcher seguido de un terrible tsunami que, además de causar miles de muertos y desaparecidos y producir enormes desastres, dañó varias centrales nucleares en la localidad de Fukushima; repetidas fugas radiactivas pusieron en alerta a toda la comunidad internacional ante un riesgo grave de contaminación.
Cientos de miles de personas fueron evacuadas de la zona por temor a las consecuencias de esta importante amenaza nuclear.
Los miembros de los servicios de emergencia (ingenieros, técnicos y operarios de las centrales, bomberos, etc) están arriesgando heroicamente su vida y su salud, sometidos a altas dosis de radiación, para refrigerar los reactores y evitar una explosión o fusión de los núcleos atómicos
Esta grave situación nos devuelve a la memoria las terroríficas consecuencias de pasados episodios - con miles de muertos, lesionados y enfermos - de importantes explosiones y radiaciones atómicas: unos provocados con ocasión de la II Guerra Mundial, como los bombardeos de Hidrosima y Nagasaki en 1945, y otros accidentales, como el de la central de Chernobil (Ucrania) en 1989.
Además de estos sucesos hay que tener presente las listas de accidentes civiles y militares, con fugas radioactivas, que se han producido hasta la fecha, así como los periódicos ensayos o pruebas atómicas realizadas por varios países desde 1945.
Probablemente estos riesgos de emisión van a continuar en los próximos años dada la proliferación internacional de los elementos atómicos (armamentos, arsenales, nuevas centrales, depósitos y transporte de materiales o residuos, etc
En la actualidad existen en el mundo unas 440 centrales nucleares pero la cifra sigue aumentando ya que cada año se construyen varias decenas más.
Los países con mayor número de instalaciones de este tipo son: Estados Unidos (104), Francia (59), Japón (56), Rusia (31) Corea del Sur (20), Reino Unido (19), Canadá (18), Alemania (17), India (17) y Ucrania (15)
Para los partidarios de la energía nuclear, la utilidad y rentabilidad de estas centrales son principalmente su producción y rendimiento constantes, no sujetos a las variaciones climáticas (como sucede con algunas de las renovables como el viento y el sol) y su no contaminación con CO2 (propia de los combustibles fósiles como el carbón y el petróleo).
Sin embargo, para otra gran parte de la población mundial, constituyen una amenaza constante y grave de posibles accidentes, porque - a pesar de todas las medidas de seguridad que se adopten - existen siempre contingencias imprevisibles (fallos humanos, averías indetectables, incendios, inundaciones, ataques terroristas, acciones de guerra, factores naturales como seísmos y tsunamis, huracanes, etc) que preconizan la probabilidad cierta de que tales accidentes van a ocurrir tarde o temprano .
También preocupa la creciente acumulación de residuos radiactivos perdurables durante miles de años.
El debate sobre nucleares sí, o nucleares no, liderado por las organizaciones ecologistas, es clásico y permanente, pero las crecientes demandas de energía eléctrica y la disminución de las reservas de gas y petróleo en un futuro próximo, decanta la balanza en favor de la continuidad y ampliación de estas centrales durante varios años más.
Por ello sería necesario adoptar e incrementar las medidas preventivas y de supervivencia para aminorar los riesgos y efectos de posibles accidentes con fugas radiactivas, como las que se exponen a continuación:
MEDIDAS PREVENTIVAS
De tipo general o colectivo a adoptar por los Gobiernos y entidades promotoras y gestoras:
- Debería existir una supervisión y control sobre las centrales nucleares por parte de las Naciones Unidas, con criterios sobre su forma de construcción, organización, funcionamiento, medidas de seguridad, etc
- Los Estados, antes de construir centrales nucleares, deberían informar y consultar a la población mediante un referendum para que la decisión fuera adoptada por mayoría
- Estudio de las condiciones de la región o lugar de emplazamiento de futuras instalaciones (orografía, sismicidad, posibles maremotos, tempestades, cercanía de volcanes, etc)
- Control y supervisión de los proyectos sobre construcción y seguridad (edificios antisísmicos, recintos estancos de aislamieto de los reactores y núcleos, sistemas de refrigeración, generadores supletorios de electricidad, etc)
- Las centrales deberían ubicarse en zonas poco pobladas y siempre a más de 100 km de cualquier ciudad, puerto, aeropuerto o núcleo poblacional o industrial
- Servicios técnicos de mantenimiento y de seguridad y alerta, permanentes y reforzados, para evitar o neutralizar, no sólo accidentes y averías, sino también posibles ataques terroristas (edificios acorazados frente a posibles ataques exteriores, equipos entrenados para combatir averías o incendios, barreras, compuertas o recintos de aislamiento estanco de las zonas peligrosas o contaminantes, vigilancia armada, vehículos y equipos de protección contra las radiaciones, trajes protectores, máscaras de respiración autónoma, etc)
- Alertar a la población puntualmente de cualquier avería o acontecimiento que implique riesgo de escapes radiactivos
- De todas formas, la mejor medida preventiva que puede adoptar un Estado para evitar este tipo de accidentes es RENUNCIAR A LA INSTALACIÓN DE CENTRALES NUCLEARES y, en caso de que ya las tenga, proceder su ELIMINACIÓN Y CIERRE PROGRESIVO, sustituyendolas con un INCREMENTO de ENERGIAS LIMPIAS Y RENOVABLES
De tipo individual o personal:
- Participar en manifestaciones, foros de internent, encuestas, etc, en contra de la energía nuclear y a favor de las ENERGIAS LIMPIAS Y RENOVABLES (eólica, solar, hidráulica, geotérmica, maremotriz, etc)
- En las elecciones, votar únicamente a los grupos o partidos políticos que opten por la NO INSTALACIÓN DE CENTRALES NUCLEARES, y, en todo caso que se decida de acuerdo con el criterio de la mayoría de los ciudadanos, no permitiendo, como ocurre ahora, que los Gobiernos y las multinacionales actuen por su cuenta, sin escuchar previamente las opiniones de la población
- Residir, en lo posible, a más de 50 km de cualquier instalación o depósito nuclear
- Si por razones laborales o de otra índole hay que desplazarse o permanecer en zonas próximas a centrales nucleares, llevar aparatos detectores de la radiactividad ambiental
MEDIDAS DE SUPERVIVENCIA CASO DE PRODUCIRSE UN ACCIDENTE NUCLEAR
De tipo general o colectivo:
- Además de tratar de reparar la avería por parte de los equipos técnicos, bomberos, etc, informar, veraz y puntualmente, de lo que está ocurriendo, procediendo de inmediato a la evacuación de los habitantes más próximos a la central y/o adoptando medidas de aislamiento de aquéllos que permanezcan en un radio de al menos 30 km (permanencia en las viviendas, con puertas y ventanas cerradas, uso de trajes y máscaras de proteción a los que tengan que trabajar o transitar por el exterior, etc)
- Indicar en todo momento los niveles de radiactividad tanto en la central como en las proximidades y demás áreas del país, recomendando a la población las actuaciones más adecuadas y enviando mensajes para moderar el pánico y la psicosis
- Asistencia sanitaria urgente a las posibles víctimas así como la distibución de fármacos (yoduro de potasio) para aminorar los efectos de las radiaciones (que suelen afectar en principio a la glándula tiroides)
- Ayuda a la población en materia alimentaria proporcionando agua y alimentos libres de contaminación radiactiva
De tipo individual o personal:
- Permancer atentos a las noticias de las autoridades gubernativas y sanitarias sobre la evolución de la fuga o accidente y adoptar de inmediato sus recomendaciones (aislamiento, evacuación, evitación de lugares, agua o alimentos contaminados, etc)
- Caso de agravarse o prolongarse la situación de riesgo nuclear, tratar, en lo posible, de alejarse a una distancia prudencial (más de 200 km) e, incluso, salir del país o región afectada.
Este alejamiento es especialmente recomendable para los niños y las mujeres embarazadas ya que son más vulnerables a la radiactividad
- Conviene informarse y controlar el grado de posible contaminación atmosférica, del agua y de los alimentos, para deducir el número probable de siervets o milisieverts - unidades que miden la dosis de radiactividad - a que podemos estar sometidos.
SUPERAR EL ACOSO AMBIENTAL: LAS ENERGÍAS RENOVABLES DEBERÍAN SUSTITUIR A LAS PRODUCIDAS POR LAS CENTRALES NUCLEARES Y POR LOS COMBUSTIBLES FÓSILES
La energía nuclear, sea necesaria o no en la actualidad, constituye una amenaza humanitaria grave; los efectos y consecuencias para la salud de los escapes radiactivos traspasan las fronteras (el de Chernobil se expandió por casi toda Europa) contaminando durante meses, e incluso años, no solo a las personas, sino tambien a las tierras, ríos, mares, animales y cultivos; producen asimismo un aumento de patologías graves (quemaduras, leucemia, cáncer, deformidades en fetos y recién nacidos, etc) y de los índices de mortalidad de las personas afectadas.
Desde el punto de vista económico, aunque en principio puedan ser rentables, si se produce una sola fuga, las consecuencias son extremadamente negativas y representan pérdidas de miles de millones (gastos de eliminación o reparación, evacuación de miles de personas, inhabilitación de viviendas, empresas y cultivos en zonas circundantes, disminución del turismo y otras actividades económicas en todo el país o región, disminución de exportaciones, etc)
La confluencia de los efectos nocivos de la contaminación radiológica con los que causan por su parte los combustibles fósiles (CO2, calentamiento global, enfermedades respiratorias, ruidos, etc), están llevando a la humanidad - en aras del culto a la diosa energía - a una situación de acoso ambiental esclavizante que atenta contra nuestra libertad y nuestra salud; ya no basta con apartarse de las grandes ciudades contaminadas por los tubos de escape de los vehículos y la polución de muchas actividades industriales porque ahora, también en el campo, nos puede alcanzar la otra contaminación - la radiactiva - que aunque sea invisible, no es menos peligrosa.
La única solución raccional a este problema, hasta que se encuentren otras formas de energía menos nocivas - tal vez la la fusión nuclear, hoy en experimentación - pasa por incrementar y potenciar las llamadas energias limpias o renovables - solar, eólica, hidráulica, maremotriz, geotérmica, biocombustión, uso del hidrógeno, etc - y fomentar el ahorro mediante vehiculos y aparatos diseñados para economizar y usar estas energías limpias.
Y si en la actualidad el porcentaje de las renovables es ya de un 20/25 por ciento en el conjunto de las fuentes energéticas de que disponemos, ¿por qué no lo AUMENTAMOS hasta el 40, 60 o CIENTO por CIENTO?
Con ello supliríamos el porcentaje de las nucleares, situado ahora en una media del 15 por ciento (en algunos países alcanza el 50%) de dicho conjunto de fuentes energéticas y evitariamos su crecimiento futuro, posibilitando su desmantelamiento progresivo.
Así alejaríamos esta plaga de suciedad y muerte (combustibles fósiles mas radiactividad) que nos amenaza y contribuiríamos a unas mayores tasas de pureza ambiental (aire, agua, alimentos, etc), salud, seguridad y progreso.
Hasta entonces, seguiremos, como dice el célebre tango "Cambalache": ..."revolcaos en un merengue - y en un mismo lodo - todos manoseaos"...
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