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22 de marzo de 2010
MEDITACIÓN TRASCENDENTAL: Forma de practicarla y efectos positivos que produce / TRANSCENDENTAL MEDITATION: Forms of practice and the positive effects resulting
La llamada MEDITACIÓN TRASCENDENTAL, basada en el yoga, el zen y otras doctrinas orientales, es una de las mejores técnicas psicológicas que utilizan a diario numerosas personas en todo el mundo para mejorar la salud física y mental.
PRINCIPALES EFECTOS FAVORABLES:
Su práctica incrementa o potencia el rendimiento psíquico, la claridad intelectual, la memoria, el equilibrio, la paz interior y el control de las emociones, calmando el estrés, el sufrimiento y la agitación generados por recuerdos, presiones y problemas que inundan y confunden con frecuencia nuestros mecanismos mentales rutinarios.
Asimismo puede proporcionar una mayor seguridad y autoconfianza, alejando o atenuando afecciones como la ansiedad, la agitación, el miedo, la culpabilidad, la depresión, las preocupaciones, el insomnio, la hipertensión e, incluso, según la opinión de muchos expertos, aumentar la eficacia inmunológica de nuestro organismo.
Algunos psiquiatras aplican sus técnicas, junto con la medicación farmacológica, para combatir también otras enfermedades, desórdenes psíquicos o adicciones (psicosis, neurosis, fobias, manías, tabaquismo, alcoholismo, drogadición, etc)
En muchas religiones y filosofías orientales (budismo, hinduismo, taoismo, etc) la meditación se emplea como instrumento místico de perfeccionamiento para alcanzar el nirvana, sinónimo de verdad, quietud y paz, que sustituye y supera las necesidades humanas comunes (ambiciónes, odios, ignorancia, codicia, sufrimientos, etc)
En el hinduismo dicho estado representa la liberación del alma y su fusión con la divinidad.
Algunos monjes budistas pasan gran parte de sus vidas en estado de meditación, sentados en la "posición de loto".
Y los antiguos samuráis japoneses meditaban durante sus entrenamientos para conseguir una mayor eficacia en los combates.
También en la religión cristiana se han producido meditaciones y efectos similares a través de la oración, el ascetismo y la contemplación mística: el devoto o santo quedaba sumergido en el llamado éxtasis o estado de felicidad beatífica (en el que incluso se alteraban sus sentidos percibiendo visiones, voces, música, aromas, etc) cuando creía que su alma se hallaba en presencia o comunión con el Altísimo (Recordemos a Sta Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y otros muchos)
Claro que en nuestro mundo occidental, más pragmático y materialista, nos basta alcanzar aquellos efectos psíquicos y físicos de la meditación que nos permitan una mejor actitud mental y unas facultades más eficientes ante la complicada problemática de la lucha diaria..., aunque, a veces, se consiguen objetivos mucho más importantes, como una filosofía vital más positiva, un mayor grado de felicidad o una liberación frente a los condicionamientos esclavizantes (adicciones, supersticiones, costumbres, sugestiones, etc) a que nos somete nuestro entorno social.
Las acciones humanas se generan como consecuencia de nuestros mecanismos cerebrales y mentales: las ideas, razonamientos y emociones predominantes serán el motor de los proyectos, decisiones y actos que van a conformar nuestra vida presente y futura.
Los pensamientos, sentimientos y deseos, positivos o negativos, transmiten desde el cerebro, a través del sistema neurógico y hormonal, descargas o impulsos bioeléctricos y bioquímicos que ejercen su influencia en todo el organismo, afectando a nuestra voluntad y decisiones; los pensamientos y emociones positivos, enérgicos o valerosos se traducen en comportamientos vitales similares.
El emperador y filósofo romano Marco Aurelio (121-180) aseguraba, ya en su tiempo, que "nuestras vidas eran la obra de nuestros pensamientos"
Pensar/desear el logro de una meta o un objetivo, facilita su consecución.
Por eso merece la pena canalizar y potenciar estas fuerzas pensantes a través del auto-control psíquico de la meditación.
CÓMO PRACTICAR LA MEDITACIÓN:
No hace falta adoptar la "posición de loto", algo incómoda para un occidental, pero si es aconsejable sentarse en un sillón (o en el suelo, sobre un cojín o tapiz, con las piernas cruzadas) procurando mantener la espalda recta, los ojos cerrados o entreabiertos y las manos juntas sobre el regazo.
Al principio es mejor destinar 10 a 15 minutos, 1 ó 2 veces al día, para practicar en la intimidad y en un ambiente silencioso o escuchando una música suave y relajante (existen cds con música programada al efecto, aunque algunos prefieren la música clásica de Vivaldi, Mozart, Beethoven u otros)
Desde la posición elegida, trataremos alcanzar el mayor grado posible de tranquilidad y relajación.
Para conseguirlo hay que mantener una observación sosegada de los pensamientos o sensaciones que acuden espontáneamente a nuestra mente pero sin fijar o mantener la atención en ellos: contemplarlos tranquilamente y dejarlos pasar sin más.
Este tipo de autocontrol, en equilibrio entre el pensar y no pensar, está encaminado a desear y obtener la paz y el vacío psíquico, liberando la mente de toda dominación y sobrecarga causada por los pensamientos, problemas y emociones negativas que nos acosan o preocupan.
Cuando la atención se desvíe hay que volver, una y otra vez, con insistencia tranquila y sesegada, hacia ese equilibrio de "consciencia vacía y calmada"; al principio puede ayudar repetirse frases o pensamientos tales como: "mi mente esta tranquila", "siento la paz y el equilibrio", "estoy relajado", "controlo mi mente", "soy capaz de parar mis pensamientos y emociones", etc.
Tras algunos minutos suele conseguirse una agradable sensación de estar consciente y liberado, que se traduce en estados de relajación, tranquilidad, autocontrol, bienestar y vigor mental, cualidades que hay que contemplar, mantener y disfrutar...procurando que se extiendan incluso más allá del propio tiempo de meditación.
Dichas sensaciones, apoyadas por nuestra voluntad de mejora, pueden convertirse más adelante en permanentes y constituir una nueva filosofía de vida más positiva, alegre y altruista.
En una segunda fase, cuando ya se domine satisfactoriamente el autocontrol del pensamiento, habrá que introducir en la meditación otros objetos positivos como ideas, emociones y/o sensaciones de paz, bondad, salud, optimismo, alegría, amor, amistad, inteligencia, sabiduría, altruísmo, valentía, decisión, justicia, combatividad, eficiencia profesional, deportividad, etc
Estas ideas, emociones y sensaciones positivas han de sustituir y neutralizar completamente a las negativas de signo contrario que ocupan, acosan y a veces dominan nuestra mente consciente causando preocupaciones y sufrimientos innecesarios.
Más adelante, la meditación, combinada con otras técnicas psicológicas de concentración mental, análisis y autosugestión, puede acometer acciones dirigidas a objetivos o proyectos personales concretos que se estimen más útiles y necesarios para nuestra vida profesional, familiar o social (perfeccionamiento de cualidades, cambios en la personalidad, indagación de problemas, combate de deficiencias o adiciones, aumento del rendimiento creativo o laboral, armonización de relaciones, aumento de las capacidades mentales, físicas, sexuales, etc)
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Esta breve exposición no pretende ser un tratado completo de las técnicas de meditación existentes; su objeto es únicamente aportar información sobre sus posibilidades para mejorar la salud y alcanzar ciertos grados de paz, equilibrio y energía psíquica frente a la vida.
Si la cuestión te interesa vale la pena intentar la aventura meditativa y buscar más información consultando en internet algunas de las miles de páginas que tratan dicha materia con referencias sobre libros, métodos, etc
Y, finalmente, decir que si bien en párrafos anteriores se alude a los posibles efectos de la meditación para el mejoramiento de la salud orgánica y mental (sentirse mejor, calmar dolores, superar sensaciones de stress o angustia, etc), ante determinados síntomas físicos o psíquicos preocupantes, inusuales, molestos o sanitariamente sospechosos, y también si padecemos cualquier adicción fobia o manía graves (alcoholismo, drogadicción, ludopatía, adicción al sexo, etc) no deberemos limitarnos a la aplicación de "terapias" autosugestivas o meditativas sino que, además, habrá que CONSULTAR a los médicos, psiquiátras, psicoterapeutas o especialistas correspondientes para que diagnostiquen el tipo o gravedad de las dolencias o enfermedades posibles y, en su caso, establezcan el tratamiento oportuno.
La meditación no debe sustituir a la medicina, aunque puede servir como factor preventivo o complementario subordinado a los criterios y prescrpciones de los facultativos.
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