Peligrosidad del gas radón
El gas radón - Rn 222.86 - es un elemento radiactivo que procede de la descomposición o desintegración de otros elementos también radiactivos (como el radio, el uranio y el torio) que se hallan en el suelo y en las rocas, desde donde fluye hacia la superficie, y se disuelve en el aire; en este caso, (al aire libre) no representa ningún peligro para las personas que lo inhalen porque está completamente diluido; y además, ni siquiera serán capaces de percibir su presencia ya que carece de olor, sabor o color.
Sin embargo, en las edificaciones construidas sobre terrenos propicios, el gas se suele infiltrar y concentrar en el interior de las mismas, alcanzando mayores niveles en las plantas bajas y sótanos y disminuyendo progresivamente en los pisos superiores.
En estos supuestos, es decir, cuando está concentrado dentro de una casa o local cerrados, el gas radón puede ser altamente tóxico, y afectar negativamente a la salud pues la exposición prolongada al mismo puede dar lugar a cambios en el ADN de las células y llegar a producir cancer en el sistema bronco-pulmonar.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que la inhalación de gas radón es la segunda causa de dicha enfermedad - del 3% al 14% - después del tabaquismo y la primera causa en personas no fumadoras.
(Y si se es fumador... doble riesgo,claro)
Los suelos graníticos o rocosos suelen producir más cantidad de gas radón y con niveles de concentración más elevados lo que puede afectar a las edificaciones construìdas sobre ellos, sobre todo si éstas son antiguas y están insuficientemente aisladas o tienen porosidades y grietas que permitan su infiltración.
Los materiales de construcción como las piedras, ladrillos, cemento, hormigón, yeso, etc, producen tambien cierto grado de emisión de este gas.
Igualmente las aguas subterráneas pueden estar contaminadas y propagar sus efectos (aunque en este supuesto serían mucho más débiles que cuando el gas es inhalado).
Niveles tolerables y niveles peligrosos de gas radón medidos en baquerelios por metro cúbico
Se estima que existe:
Riesgo bajo cuando las emisiones no exceden de 100 Bq/m3
Riesgo medio cuando se miden entre 100 y 200 bq/m3
Riesgo alto cuando se detectan más de 200 bq/m3
La OMS recomienda que no se superen los 100 Bq/m3 como cantidad anual media en la concentración de gas radón dentro del lugar en el que residamos habitualmente.
Existen mayores o menores concentraciones de las emisiones de gas radón en distintas zonas grográficas.
En España encontramos las mayores emisiones (más de 300 Baquerelios por metro cúbico) en muchas áreas de Galicia, Extremadura, en zonas occidentales de Asturias y de Castilla-León así como en el NO de Andalucía; también se hallan puntos de intensidad significativa en algunas áreas de los Pirineos y de la Sierra de Madrid.
Ello significa que los niveles existentes en dichas zonas son superiores a los recomendados por lo que deben ser detectados y neutralizados.
Respecto a las áreas en otros países, en Internet se pueden localizar estadísticas sobre el tema
Como se detecta el gas radón y medidas para neutralizar sus efectos
Para conocer los niveles de gas radón en un edificio: vivienda, local, almacen, garaje, etc. es preciso usar un aparato medidor que se puede adquirir facilmente en un comercio de electrónica y también en comercios on line (los hay a buen precio y portátiles tipo teléfono móvil que funcionan con pilas)
Dado que los flujos del gas radón pueden variar, conviene hacer mediciones repetidas a lo largo del tiempo en distintos lugares del edificio, tomando notas sobre la fecha, hora y resultado.
Si la medición arroja datos superiores a los 100 Bq por m3, el interesado debería hacer una consulta a una empresa de servicios técnicos y, caso de que éstos confirmaran la existencia de una emisión de riesgo, atender a la puesta en marcha de las medidas de prevención o eliminación correspondientes.
Dichas medidas suelen consistir, en primer lugar, en una ventilación natural de la casa o local abriendo puertas o ventanas varias veces al día para que las corrientes de aire arrastren los excesos de gas acumulado, y, en segundo lugar, cuando ello no sea posible (sótanos o zonas sin aireación suficiente), en una ventiación mecánica forzada mediante tubos o campanas extractores movidos por un motor eléctrico.
Por otra parte, cuando las viviendas o locales presenten grietas o porosidades en suelos o paredes por las que se introduce el gas, será necesaria su localización, sellado y/o revestimiento con materiales impermeables adecuados.
En los edificios de nueva construcción, los arquitectos, promotores y demás técnicos y profesionales, habrán de aplicar los nuevos procedimientos y materiales de aislamiento anti radón prescritos por las directivas de los Gobiernos y de la CE en su caso.
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