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David y Ana son dos niños de 10 y 11 años que hablan cinco idiomas
Se sabe que el cerebro de un niño tiene una enorme capacidad para aprender y asimilar toda clase de conocimientos; ello es debido al extaordinario proceso de generación e interconexión de miles de millones de neuronas que se inicia mucho antes de su nacimiento - desde los primeros días de su etapa fetal - y que prosigue intensamente hasta los 5 años y, con un rítmo algo menor, hasta cumplir los 8.
(Los neurólogos aseguran que el desarrollo cerebral infantil alcanza el 80 % a los 5 años y está prácticamente finalizado unos tres años después)
Este proceso acelerado, casi "explosivo", es propio del desarollo fisiológico y biológico que ocurre especialmente durante el embarazo y la primera infancia del ser humano; el niño aumenta y progresa, día a día, no sólo en su estatura y facultades físicas, sino también en sus cualidades psíquicas: inteligencia, memoría, lenguaje, etc.
Y entre las habilidades que pueden aquirir los niños con gran facilidad, casi como jugando, se encuentran las habilidades lingüísticas.
Hay muchas experiencias que demuestran su especial capacidad para aprender y hablar con soltura 2 o más idiomas a una edad muy temprana cuando se vive en ambientes familiares o sociales multilingües.
Como ejemplo, está el caso de dos niños que tienen ahora 10 y 11 años y que, a los 8/9 años, ya hablaban y escribían perfectamente en 5 idiomas: español, inglés, francés, aleman e italiano.
Se llaman DAVID y ANA; su padre es español, su madre inglesa y viven en Suiza, un país que tiene el francés, el aleman y el italiano como idiomas oficiales y donde se exige a los escolares el aprendizaje de, al menos, dos de ellos.
DAVID y ANA aprendieron en su domicilio tanto el español como el inglés ya que son las lenguas utilizadas y que se siguen utilizando indistintamente como idiomas familiares dentro del hogar. Sus padres, ambos profesores de idiomas, les enseñaron a hablar y a escribir perfectamente en las dos lenguas.
En la escuela cursaron sus estudios en francés, alemán e italiano, idiomas que son, además, los que suelen usar en la calle y para relacionarse con sus amigos.
Claro que éste es un caso muy favorable para poder aprender varias lenguas.
Todos sabemos lo laborioso que es, para una persona adulta, estudiar y desenvolverse en un idioma extranjero: aunque se aprenda hablar y se tenga un buen vocabulario, dificilmente se llega a conseguir una pronunciación impecable.
Pero esto suele ser distinto en el caso de los niños: ellos aprenden pronto y con una perfección casi absoluta, como se demuestra habitualmente cuando una familia emigra a otro país de habla diferente; los menores, en unos cuantos meses, son capaces de desenvolverse en el nuevo idioma y, en 1 o 2 años lo hablan y escriben correctamente, si acuden a la escuela del lugar.
De lo expuesto se desprende que LA MEJOR EDAD PARA APRENDER UNA LENGUA ES LA COMPRENDIDA ENTRE LOS 2 Y LOS 8 AÑOS y, en su defecto, antes de los 12.
Hay que insistir en la enorme importancia que tiene para el futuro cultural y profesional del menor el aprendizaje de una o varias lenguas, sobre todo si son algunos de los IDIOMAS MÁS HABLADOS DEL MUNDO (como inglés, español, chino, portugués, árabe, ruso, alemán, francés, etc)
Por ello vale la pena que los padres se esfuercen en facilitar a los menores la enseñanza de una o más lenguas distintas de la materna; y cuanto más pequeños sean, mejor.
Deberían existir más guarderías y escuelas infantiles que dedicaran varias horas a la conversación y a jugar utilizando profesores/as o cuidadores/as extranjeros nativos, que hablaran perfectamente diferentes IDIOMAS GLOBALES/IMPORTANTES como los indicados más arriba.
Los niños muy pequeños, aunque es obvio que no van a aprender la escritura, la gramática ni un extenso vocabulario de las lenguas extranjeras - como tampoco aprenden a esa edad la escritura ni la gramática de su lengua materna - sí que van a captar el acento peculiar de cada idioma (cosa que será imposible a una edad más avanzada) y eso les facilitará, como ocurre con su lengua materna, un aprendizaje posterior mucho más fácil y perfeccionable.
Es penoso contemplar como se pierde un tiempo precioso para el niño al no aprovechar estas etapas escolares para conseguir la meta del plurilingüismo de idiomas globales, que será más dificil de lograr cuando sea adulto, restándole posibilidades en su futura vida profesional y social.
Los niños son capaces de aprender y asimilar sin problemas 2 o más idiomas extranjeros y no es cierto que éstos interfieran en el desarrollo de la lengua materna.
Sobre todo si se saben dosificar las enseñanzas de una manera agradable y progresiva (como puede ser la de aprender jugando).